anoche le enseñé a andar en bicicleta. nos llevó un par de caídas, varios raspones y algún que otro llanto miedoso. pero cuando nos olvidamos de lo que hacíamos, el y la bici se hicieron uno y juntos enfrentaron calles de adoquines y veredas de baldosas rotas.
anoche le dije la verdad: que tengo miedo de perderlo, de soltarlo en el infinito y que todo haya sido en vano.
igual a el no tengo que explicarle nada. el sabe más que nadie cómo son las cosas. ahora no le puedo mentir más. no puedo asegurarle que todo va a estar bien, y menos ocultarle mis miedos, dudas y desesperanzas.
ahora el es yo, y yo soy el. y anoche, abriéndole un tajo al universo, recorrimos almagro en bicicleta.
(es muy raro extrañar a un bebé)
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